Gustav - Otra vida desperdiciada

Wednesday, March 30, 2011

La virgen de Satanudos

La verdad era historia

Cuenta la historia que un peregrino viajó largos kilómetros para consultar a un santo, que según le habían dicho, era el único que podía curarlo de unos serios problemas de comprensión. Al llegar lo encontró reposando bajo un árbol y preguntole:

- Vengo desde muy lejos para hablarle, tengo muchas preguntas.
- Puedo responder a lo que deseéis, soy San Antero.
- Si es sanatero no me sirve, necesito la verdad.
- Mejor empezad por decirme como os llamáis.
- Puede llamarme Don Peregrino.
- Esta bien, ¿puedo ofreceros algo, Don?
- No, mire si voy a venir hasta acá por algodón, quiero saber si existe la virgen de satanudos.
- Eso es solo un mito.
- ¿Solo humito? ¿Por qué? ¿La mandaron a quemar?
- Una quemadura no podría lastimar a ningún santo.
- Eso es cierto, alguien que madura no está para esas cosas infantiles después de todo.
- Lo que os quiero decir es que en este año está el sol dado para ese tipo de ritos, pero no debéis seguirlos.
- Ya entiendo, estaba soldando con estaño, se le derritió y se quemó.
- Oh, que mala hora voy a pasar.
- Como guste, la quemo ahora cuando usted pase. ¿También con estaño?
- No entendéis nada de lo que os dicen, ¡Dios!
- Si, de incendios algo entiendo, pero la verdad nunca quemé a nadie.
- Mejor volvamos a empezar, vos debéis esperar la venida del mesías.
- Bueno, yo espero, pero esa avenida del mesías no sé donde queda.
- Lo que os digo es que el mesías ha de volver.
- ¡Ah, No! Si el mesías va a devolver no lo espero nada.
- ¡Voy a terminar enloquecido! ¡Que me ayuden otros santos!
- No sé lo que ha sido, así que no sé quien puede ayudarlo.
- Probemos con otra cosa. ¿Conocéis a la Madre Teresa?
- No, ninguna madre me reza.
- Entonces creo que debéis id a ver al cura Lalo.
- ¿El cura Lalo?
- Si, el cura Lalo cura la locura.
- Si encima tartamudea no le voy a entender por que tengo que ir.
- Por sus obras.
- ¿Qué puedo querer yo de sus sobras?
- Una medalla milagrosa.
- Si hay una que le da ya a usted la grosa no es asunto mio.
- Salva Jesús. ¡Oh Dios!
- ¿Salvajes mis oídos? No se si salvajes, pero sí, algo así es mi problema.

Y entonces San Antero entendió lo que debía hacer y dijo...

- Sal, baje sus sodios.
- Ahora si le entendí clarito lo que dijo: "Salva Jesús. ¡Oh Dios!"


Continuará



Este artículo fue escrito para la innumerable cantidad de personas que llegaron a este blog buscando a "la virgen de satanudos" en lugar de a "la virgen desata nudos" y para demostrar la ineficacia de los correctores orto gráficos.


N. de A.: Algunas de las ideas fueron vilmente afanadas de Cerealismo Literal pero me creo en total impunidad para usarlas ya que yo mismo he colaborado con algunas ideas propias en ese mismo blog.